HISTORIA DEL AMPAYEO EN MEXICO...

Desde tiempos inmemorables, el béisbol ha sido pionero en la controversia entre directivos y umpires. En los años cuarentas se escuchaba en las tribunas el grito del aficionado: “Hijos de Pasquel”, haciendo referencia a Don Jorge Pasquel, extraordinario impulsor de la pelota y hombre fuerte de la Liga Mexicana que le declaro la guerra a las Ligas Mayores. Se le atribuía tener influencias en las decisiones de los hombres de azul. Nada más falso, ya que forma parte de la historia la salida de Amado Maestri al expulsarlo del terreno de juego. El gran umpire cubano refrendó la dignidad de la noble profesión. Prefirió abandonar el circuito, antes de someterse a la violación de las reglas de béisbol.

Al paso de los años el grito favorito contra los umpires salía de la tribuna con un coro muy especial; “Hijos de Peralta”, haciendo también referencia a que Don Alejo movía el cuerpo de umpires con decisiones favorables a su equipo. Falso también. Nunca tuvo ninguna intervención para imponer criterios y siempre fue partidario del libre ejercicio de la sufrida profesión de umpire. Más reciente se oyen los gritos de “Hijos de Mansur” haciendo referencia a Don Roberto Mansur, también se oyen gritos de “Hijos de los Ley” haciendo referencia a Don Juan Manuel Ley, también de igual manera se oyen los gritos en las tribunas diciendo “Hijos de los Maíz” esto es referente a Don José Maíz” todo esto es completamente falso, Sin embargo, el público, se forma sus ideas. A veces influenciado por comentarios de la prensa, o por la falta de criterio de directivos que buscan justificación a alguna derrota dolorosa. Pero por una u otra razón, el ambiente siempre está invadido por esas maliciosas dudas que ponen entre dicho la limpia labor que desempeña un umpire. En la actualidad, la (LMB Y LMP) cuenta con un cuerpo de ampayeo en el que se combina experiencia y juventud. Se está forjando nuevos talentos en el fragor de la batalla. Es la única manera de hacer surgir nuevas figuras. Desde hace bastantes años quedo atrás el viejo concepto de que las series difíciles solo podrían ampayar los seleccionados por los directivos. Era práctica común traer de las diferentes plazas a las ciudades importantes, a los umpires favoritos para que trabajaran este tipo de serie. Esto propiciaba que el resto de las series se descuidaran.

Es indudable que el béisbol mexicano ha tenido un repunte muy significativo. Desarrollo de jugadores; muchos en Grandes Ligas, convertidos en estrellas; decenas en ligas menores; importantes convenios de trabajo; marcando interés en nuestro futuro, pero....existe un pero; en muchos aspectos no se alcanza la madurez profesional que el avance del béisbol reclama. La mayoría de las veces a nivel directivo actuamos en la tribuna actuamos como un aficionado más. Los jugadores saben sacar muy buena ventaja de ello. Después de una buena actuación siempre obtienen provecho: invitación a cenar, pasajes de avión para la familia; un aumento en la ayuda para renta, o porque no, una mejoría en el contrato. De perdido la promesa de un buen bono si tienen una buena temporada. Son muy inteligentes y saben cual es el momento propicio para hacer sus planteamientos. Claro que todo directivo debe vibrar con un buen juego, de lo contrario no estarían arriesgando su dinero, pero se debe actuar con más cautela cuidando los resultados de su negocio, a fin de que asegure su permanencia en el béisbol profesional. Los jugadores son tan brillantes que muchos directivos los tienen como confidentes para que les digan cómo vieron la jugada que marco el umpire, a tal grado que sus comentarios contra el ampayeo son causantes de la derrota y se olvidan de los errores cometidos y los lanzamientos malos que abanicaron para poncharse. Pero la historia no es nueva, el enfrentamiento entre directivos y umpires se seguira dando por siempre, pidiendo únicamente que el juicio de un mal momento en un encuentro, no tenga como fundamento que se cometió de mala fe, sino como una falla humana de la que no están exentos los sufridos hombres de azul.

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